Ana transformó un hobby que se le daba bien en una profesión cuando la crisis golpeó al tigre celta. 

Lanzarse al vacío e iniciar la aventura empresarial de crear tu propia empresa de fotografía requería de ella algo más que tener buen ojo.

Tomar la valiente decisión de crear un trabajo adaptado a sus necesidades fue el difícil primer paso.

¿El siguiente? Formarse en los rudimentos de la fotografía mientras la familia está durmiendo. Y a partir de ahí, seguir caminando en el desafiante (pero estimulante) camino del artista empresario.

Ana se armó de paciencia y conocimientos y en el camino encontró una comunidad de artistas como ella, artistas con su propia empresa. 

Conozcamos el papel que jugó la comunidad (Bite the Biscuit Community in Ireland) en la aventura empresarial de esta fotógrafa andaluza afincada en Dublin con su familia.