Elige una posición en la que te encuentres cómodo: acostado o sentado. Cierra los ojos y respira profundamente, inhala por la nariz y exhala por la boca. Respira profundamente otra vez.

Vamos a explorar nuestro cuerpo, cómo se encuentra nuestro cuerpo en este momento. Empieza centrando tu atención en tus pies y en los dedos de los pies, en los tobillos, las pantorrillas. Nota ahora tus rodillas, ¿están flexionadas o estiradas? Lleva tu atención ahora a tus muslos, a tus glúteos y caderas, a tu cintura.

Céntrate en tu estómago, nota cómo sube y baja al ritmo de tu respiración, lleva tu atención a tu pecho, ¿notas cómo sube y baja? Dirige tu atención ahora a la parte baja de la espalda y sube tu atención por tu espalda hasta la parte superior, nota tus paletillas y tus hombros. ¿Notas alguna tensión en aquí? Lleva tu atención por tus brazos, los codos, los antebrazos, las muñecas, las manos, los dedos, hasta la punta de los dedos.

Lleva tu atención a tu cuello, y sube por atrás hacia la nuca, la mandíbula, ¿hay tensión aquí? ¿tienes la mandíbula abierta o cerrada? Relaja la tensión aquí y centra tu atención en tus mejillas, la  nariz, tus ojos, las cejas, ¿hay alguna tensión en tu entrecejo? Relaja toda tensión que tengas en esta parte. Centra tu atención en tus sienes, tu frente, la parte superior trasera de tu cabeza y finalmente tu coronilla.

Centra tu atención en tu coronilla durante unos momentos. 

A continuación, deja que tu conciencia vuelva lentamente a todo tu cuerpo empezando por tu cabeza y bajando y extendiéndose por todo tu cuerpo y nota si hay alguna tensión, dolor o incomodidad en alguna parte de tu cuerpo, solo date cuenta de ello hasta que tu conciencia llegue de nuevo a tus pies.

Cuando estés listo, abre lentamente los ojos y respira profundamente una vez, inspirando por la nariz, llenando los pulmones de aire, y expira por la boca.